Para las rocas igneas y la mayor parte de las rocas metamórficas, la porosidad es relativamente baja y puede ser ignorada. La densidad de estas rocas va por lo tanto a depender principalmente de los minerales constituyentes, y ella varía entre 2,6 y 3,4 103 Kg/m3. La presión juega un papel al principio pues los poros y las fracturas se cierran cuando la presión y la densidad aumentan, después esta se estabilaza rapidamente. Para las rocas sedimentarias, que son los principales yacimientos, la densidad varia mucho más: Densidad de las principales rocas sedimentarias (según Wohlenberg, 1982) Para los sedimentos no consolidados, como los suelos o las arenas, la densidad puede disminuir mientras ellos aún continuan estando secos hasta valores mucho más bajos de 1,3 · 103 Kg/m3. Otra característica de los sedimientos porosos es su relativa compresibilidad, lo que tienen por consecuencia que su densidad varía con la profundidad y por lo tanto la presión. Esta relación no es lineal y alcanza un valor asintótico para las grandes profundidades (alrededor de 2 Km). |